martes, 12 de junio de 2012

"A MI VIEJO"


Disfruto muchos momentos con mi padre, tal vez cuando éramos chicos, estaba tan ocupado en traer el mango a mi casa que no nos dio tanta bolilla, pero eso  no lo hizo un padre ausente, al contrario, crecimos a su lado  y nuestra niñez  junto a él fue como transitar  senderos de la mano de la confianza.
Entretanto  oímos  sus anécdotas de vida tantas veces, que calculo sus hazañas se han triplicado por mil, pero ahí está, el corajudo que atrapó  pumas, el lechero del Dique, el vendedor de revistas, el de los hornos de cal, el que juntaba algas a pesar del frío, el campesino, el minero, pero por sobre todas las cosas, mi viejo, el hombre que siempre está cuando lo necesito;  protesta, censura y porfía aunque no tenga razón, el que enfatizó mis genes, el que los domingos  hace los asados como nadie…mi ídolo, mi viejo!
Recuerdo sus horarios de trabajo como si fuera ayer,  una sirena lo   esperaba a su empleo en la fábrica, cumplidor y dedicado por naturaleza, dejo su vida a una empresa que jamás lo valoró, deuda eterna de los jefes en la mayoría de los casos, pero nosotros hemos visto su rostro cansado en cada jornada,  pasaron sus años, hoy jubilado, con el   paso  más calmo, los huesos quejumbrosos y  su rostro descansado,  es en su hogar,  es el patrón satisfecho.
Mi padre  habla de fútbol, política, pelea con sus nietos y viaja seguido luego de algunos vinos, y nosotros somos los espectadores de todas sus proezas, porque es admirable, porque gracias a Dios podemos disfrutarlo, porque nos conserva juntos, porque aún nos da lecciones de vida, porque  es único, ¡“Te quiero, PADRE mío”!  

(Escrito a mi Papá MARIO SALESKI Junio del 2012.-)





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